El efecto de la vida humana en los ecosistemas ha sido señalado como la principal causa en la aparición de nuevas enfermedades. Mientras buscamos la manera de salir de esta emergencia sanitaria, debemos ocuparnos de prevenir la próxima, escogiendo productos que nos protejan de virus humanos y no humanos, sin dañar el medio ambiente. Pensando en esto, Cruzsalud formuló Covisol, que es seguro para el medio ambiente, pero letal para patógenos como el causante del covid-19.
Caracas, 2 de septiembre de 2020. Las pandemias son dramas globales que han venido afectando a la humanidad desde la antigüedad; y continuarán haciéndolo periódicamente. De acuerdo a los registros disponibles, el desequilibrio ecológico, biológico y/o social, son procesos con potencial para provocar epidemias masivas. Basta con mirar el contexto en el que han ocurrido, para notar que la aparición de nuevas enfermedades no ha respondido a hechos aleatorios. Muy por el contrario, este fenómeno suele ocurrir luego de un desastre natural, una guerra o una hambruna.
En un foro colectivo organizado recientemente por el diario suizo Les Temps, donde se reunieron más de 120 científicos, explicaron que las pandemias que nos han venido afectando desde el siglo XX, están vinculadas con el cambio global; a su vez, motivado por la desaparición de hábitats, extracción de recursos y la contaminación del aire. “El 75% de los ecosistemas terrestres y más del 65% de los ecosistemas marinos han sido significativamente modificados por las actividades humanas (…) Esto altera las cadenas alimentarias de las especies de animales salvajes y puede causar cambios de comportamiento que las empujan a explorar recursos relacionados con las actividades humanas, aumentando el riesgo de transmisión de patógenos a los humanos o sus mascotas”, apuntan. Como resultado de este foro, fue emitido un manifiesto firmado por todos los científicos participantes, a través del cual, exhortan a “hacer todo lo posible para promover un uso más respetuoso con el territorio, así como con una economía que permita reducir significativamente nuestra huella ambiental”.
Desde 2016, la Oficina de las Naciones Unidas para la Prevención de Riesgos y Desastres pronostica que durante los próximos 100 años, tendrán lugar al menos 4 pandemias. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó en 2018 sobre el posible surgimiento de una enfermedad aún desconocida, que sería capaz de provocar una gran pandemia, al mismo tiempo que exhortó a los gobiernos a detener todos los procesos con potencial para provocar o facilitar la aparición de nuevas enfermedades.
Lejos de meras manifestaciones premonitorias, lo cierto es que el mundo científico tenía años anunciando lo que estamos viviendo en 2020. Adelaida Sarukhan, experta en virus emergentes y redactora científica en ISGlobal, escribió “Solo faltaba saber cuándo y dónde. Y en el mercado de mariscos de Wuhan se ha producido la tormenta perfecta. Una gran acumulación de animales vivos y muertos, domésticos y salvajes, en medio de muchas personas y con medidas higiénicas nada estrictas. Ahí ha ocurrido lo que todos sabíamos que podía ocurrir; un intercambio de material genético o un par de mutaciones han facilitado que un patógeno hasta ahora desconocido, el SARS-CoV-2, pudiera saltar al humano y transmitirse de una persona a otra”.
Señales claras
En 2002, el primer Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) fue reconocido en China como un precedente preocupante, por tratarse de un nuevo coronavirus, con potencial pandémico y desconocido para nuestro sistema inmune.
Diez años después, en 2012, el MERS-CoV, conocido como Bat-Coronavirus (coronavirus del murciélago), provocó una epidemia de extensión limitada, pero con alta letalidad. Posteriormente, fueron descubiertos numerosos coronavirus portados por murciélagos, muy similares al SARS en las cuevas de Yunnan (China).
A causa de estos descubrimientos, las redes internacionales de vigilancia epidemiológica han recomendado prepararse para los peores escenarios. Sin embargo, solamente los países asiáticos que vivieron la gripe aviar y el primer SARS atendieron este requerimiento y han parecido dar mejor respuesta hasta ahora, en comparación con los países de África, Europa y la mayor parte de América.
Responsabilidad de todos
Todo parece indicar que aún falta mucho para poder decir que hemos superado la pandemia causada por el SARS CoV-2. También tenemos suficientes razones para comprender que no será la última y que con toda seguridad, el mundo tiene otras pandemias en su porvenir. Es necesario comprender que si bien los gobiernos y las autoridades responsables tienen entre sus manos la toma de las decisiones de mayor impacto para mejorar este pronóstico, lo cierto es que cada uno de nosotros puede y debe hacer su parte para reducir los efectos de nuestra presencia en el mundo.
En Cruzsalud, entendiendo que la lucha contra esta y otras pandemias es un asunto en el que todos debemos involucrarnos, formuló Covisol: un potente recurso de desinfección biodegradable. Las sales de amonio cuaternario presentes en Covisol son reconocidas y avaladas en el mundo entero, cuentan con la aprobación de la U. S. Food and DrugAdministration(FDA) y la certificación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).
Además, Covisol tiene un alto efecto residual, que lo mantiene activo durante mucho más tiempo que cualquier otro producto. Así, Cruzsalud contribuye a disminuir la propagación de Covid-19 por contacto con las superficies, al mismo tiempo en que protege el medio ambiente.
El aval de la FDA constituye la garantía de que el componente base de Covisol ha superado con éxito todas las evaluaciones pertinentes, para demostrar su efectividad contra microorganismos, sin que este poder represente una amenaza para la salud de personas y mascotas. A su vez, la certificación de la EPA respalda a Covisol como un producto inocuo para el medio ambiente, demostrando su cualidad biodegradable, con un PH apenas un punto superior al del agua. El cumplimiento de los rigores que ambas organizaciones observan en sus procesos de evaluación y certificación, ubican a Covisol como un producto confiable para todos, menos para microorganismos potencialmente dañinos para la salud.
*El componente base de Covisol es el Alquilo DimetilBencil Amonio, recientemente aprobado por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. /EPA, por sus siglas en inglés) para la desinfección de superficies en la lucha contra la pandemia. Cuenta con Registro EPA No. 47371-129-10350, verificable en www.epa.gov
El Fascinante Origen del Día de las Bromas de Abril El Día de las Bromas de Abril, conocido también como “April Fools’ Day”, tiene raíces históricas sorprendentes. A mediados del siglo XVI, el Año Nuevo se celebraba entre el 25 de marzo y el 1 de abril. Todo cambió cuando un decreto del rey de Francia, conocido como el Edicto de Roussillon, trasladó esta festividad al 1 de enero. Sin embargo, la noticia no llegó a todos de inmediato. Muchas regiones francesas y colonias protestantes en América, por desconocimiento o resistencia, siguieron festejando en abril, lo que les ganó el apodo de “tontos”. Con el tiempo, esta confusión dio paso a una tradición única. Los norteamericanos, ingeniosos y burlones, transformaron el 1 de abril en el Día de las Bromas, una fecha para sorprender con travesuras y regalos divertidos. Lo que comenzó como un error histórico se convirtió en una celebración global, donde la creatividad y el humor son protagonistas. A pesar de su origen europeo, el Día de las Bromas trasciende fronteras. Hoy, empresas, medios y personas aprovechan esta fecha para conectar con audiencias mediante bromas ingeniosas, fortaleciendo lazos sociales y culturales. Es un recordatorio de cómo un malentendido puede evolucionar en algo positivo y entretenido. Fuentes adicionales: “The History of April Fools’ Day” (History.com) “April Fools’ Day: Origins and Traditions” (National Geographic) https://www.tiktok.com/@mscnoticias?lang=es
Con más de 13.000 años extinto, el lobo gigante renace en laboratorio como el primer caso exitoso de desextinción, gracias a la edición genética avanzada de Colossal Biosciences. Colossal Biosciences ha alcanzado un hito sin precedentes al presentar tres cachorros que combinan el ADN del lobo gris moderno con variantes genéticas del lobo gigante, especie desaparecida hace más de 13 000 años. Tras recuperar ADN fósil en 2021, el equipo identificó 20 genes clave asociados a mayor tamaño, densidad de pelaje y robustez ósea. Utilizando CRISPR, editaron células de lobo gris para crear embriones implantados en madres sustitutas caninas, dando lugar a Rómulo, Remo y Khaleesi, dos machos de seis meses y una hembra de dos meses, respectivamente. La directora científica de Colossal, Beth Shapiro, calificó a estas crías como “el primer caso de éxito de desextinción. Estamos creando copias funcionales de algo que solía estar vivo”, declaró en una reciente entrevista. Aunque los ejemplares permanecerán en cautiverio, este avance tecnológico podría aplicarse para proteger especies aún vivas, como el lobo rojo, en peligro crítico y limitado a Carolina del Norte. Este proyecto no solo desafía los límites de la biología sintética, sino que también plantea preguntas éticas sobre el bienestar animal y la conservación. Mientras algunos expertos abogan por protocolos rigurosos y marcos regulatorios que garanticen la responsabilidad ecológica, otros ven en la desextinción una herramienta para restaurar dinámicas de ecosistemas perdidos. De prosperar, la reintroducción de estos lobos podría revitalizar hábitats y equilibrar poblaciones de presas. Sin embargo, su éxito dependerá de evaluaciones de comportamiento en semilibertad y de la capacidad de estos animales para adaptarse a entornos naturales. Fuentes consultadas: Colossal Biosciences (2025). Press Release: First Giant Wolf Cubs. https://www.tiktok.com/@mscnoticias?lang=es